Susana Alonso

Educadora canina

No recuerdo mi vida sin perros/as y gatos/as alrededor.  

Si trato de construir un recuerdo desde mi más tierna infancia, siempre aparecen ellos/as; nunca entendidos/as como mascotas, sino como amigos/as, como parte de la familia, como compañeros/as de vida y de viaje.  

Desde hace ya casi diez años comencé a colaborar con asociaciones y protectoras de ayuda animal, labor ardua y tediosa pero gratificante para las personas que perseguimos una vida más digna para ellos/as.  

Y es así como, a lo largo de estos años, he ido percibiendo una necesidad imperante de ayudar a estos animales en su gestión emocional; un gran número eran devueltos al refugio por problemas relacionados con la gestión de la soledad, otros eran llevados directamente por sus familias por la aparición de conductas agresivas hacia personas o animales, otros por vocalizaciones excesivas… Comencé a analizar la emoción de los /as perros/as que me cruzaba en la calle a través de su mirada, de su lenguaje no verbal, y me di cuenta de todo el trabajo que teníamos por delante.

 Y ahí fue cuando comencé a formarme en educación canina hace dos años.  

Después de la obtención del Grado de Psicología y de un Post-grado en Intervención Social (que me han facilitado mucho los estudios actuales desde una base científica), comencé con la formación tanto en Veterinaria como en Terapias Asistidas con Animales y por último, abrí camino hacia una formación continua relacionada con educación canina desde el respeto. 

Y es que si amas a los animales tanto como lo hago yo, no debería encajar otro método para ayudarles a vivir de la mejor manera posible.  

Simplemente hay que dejarles ser… Ser perros/as.